Todos llevamos dentro el niño que fuimos. Cuidar al niño interior es de vital importancia para la mejora emocional y para mantener una sana autoestima.

Llamamos niño interior a la imagen que tenemos de nosotros mismos, en cuanto a sentimientos, valoración, reconocimiento de habilidades y capacidades, y por tanto, en la satisfacción personal de ser quienes somos.

Casi todos en la infancia hemos tenido heridas emocionales y, si no las solucionamos en su momento, el niño interior estará dañado. Ahora podemos intentar comprender lo que le pasa para sanarlo.

MI NIÑO INTERIOR Y SU PASADO EMOCIONAL

Nuestro niño interior se generó en la infancia y perdura hasta hoy, suscitando en ocasiones sufrimiento, dolor o problemas, generalmente por conflictos o bloqueos emocionales no resueltos en la infancia. Pero no todo está perdido, podemos recuperar a nuestro interior, restableciendo la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Cuando la infancia no fue una etapa feliz, emocionalmente se crece insatisfecho, y sin vivir intensamente la etapa que nos tocaría vivir. El niño se hace adulto, pero sin resolver los conflictos infantiles, obviamente porque son subconscientes. Por lo general, el exterior siempre nos va a fallar, y siente la insatisfacción personal que arrastrará desde la infancia hasta la edad adulta.

«Aquel que mira afuera, sueña.
Quién mira en su interior, despierta»

Carl Jung

Para crecer con madurez y felicidad, todo niño necesita desarrollar un apego saludable donde exista un amor sincero que le ofrezca seguridad en cada paso, en cada caída, aliento en cada una de sus experiencias previas.

Si el vínculo desarrollado con nuestros progenitores no es el adecuado, todas estas primeras vivencias nos van a marcar de una forma u otra.

TIPOS DE NIÑO INTERIOR

Podemos encontrar como mínimo dos tipos de niño interior: Un niño interior herido y otro más sano. Ambos pueden convivir dentro de nosotros, en función de las experiencias que vamos viviendo en el presente más inmediato. Conocer las diferentes partes de nosotros mismos es imprescindible para poder conectar con estos dos.

NIÑO INTERIOR HERIDO

Este niño interior herido necesita mucho amor, sentir que pertenece a una familia y poder permitirse ser sólo un niño.

El problema es que sin quererlo y por lealtad familiar ha asumido una carga familiar muy fuerte del que no se puede desprender todavía. Es por eso que, aún está esperando que alguien le ame, le reconozca y le quiera.

Pero ese alguien nunca llega.

NIÑO INTERIOR SANO

El niño interior sano tiene alegría en su rostro, está contento de poder contar con alguien que le escuche, que le proteja y que le quiera tal y como es. Ya no necesita buscar el cariño y el amor en sus padres.

Ahora puede encontrar ese reconocimiento en él mismo como adulto amoroso que puede llegar a ser. Ya no necesita de ninguna máscara o personaje para tapar sus carencias afectivas, solo necesita ser, vivir y experimentar para ir aprendiendo cómo gestionar las emociones que va sintiendo internamente.

Como adultos, nuestra labor es ayudar a este niño interno a que descubra lo maravilloso que es. Sanar sus heridas, por lo tanto, pasa por abrazarle, tener empatía y aceptación hacia lo que vivió el niño herido. De esta manera podrá convertirse en un niño sano y alegre con muchas experiencias para vivir plenamente.

CÓMO SANAR NUESTRO NIÑO INTERIOR

Esta pequeña meditación de visualización y de reconstrucción emocional, puede ayudarnos en muchos aspectos. Puedes realizarlo con una foto de cuando eras pequeño y dejar que los recuerdos vuelvan a ti.

Encuentra un lugar tranquilo en el que nadie te moleste durante unos minutos. Siéntate, en una posición que te sea cómoda. También puedes estirarte, si así lo prefieres. Lo que importa es que te sientas bien, y que puedas centrarte en la meditación.

Si este tema ha sido de tu interés me gustaría me lo hicieras saber en los comentarios.