Cuando estudié Filosofía a la edad de 17 años no podía imaginarme que el libro de la República de Platón me marcaría para siempre a lo largo de mi vida.
Me sentía tan identificada con todo lo que describía Platón que visualizaba una y otra vez esta escena en mi cabeza.
Para aquel entonces mi maestro de filosofía me mandó hacer un resumen sobre dicho mito y no podía creer la simbología que iba descubriendo a medida que avanzaba con el resumen.
Aún hoy tengo dichos apuntes, nada que ver con lo que siento hoy en día, pues sigo sacándole mas y mas mensajes en el área del ser humano.
Cambió tanto mi vida por aquel entonces que no podía faltar en mi Blog. Es una parte de mi vida, la cual, ahora que he vuelto a conectarme con mi esencia, retumba en mi cabeza hablándome: “por favor, sácame a la luz”.
En esta nueva era del autoconocimiento, los clásicos no deberían de faltar, no crees?
Mito de la caverna: una realidad ficcionada
El mito de la caverna de Platón es una alegoría sobre la realidad de nuestro conocimiento. Platón crea el mito de la caverna para mostrar en sentido figurativo que nos encontramos encadenados dentro de una caverna, desde que nacemos, y cómo las sombras que vemos reflejadas en la pared componen aquello que consideramos real.
Platón (428 a. de C.-347 a. de C.) también usa esta alegoría para explicar cómo es para el filósofo y maestro guiar a las personas al conocimiento (educación), intentando liberarlas de las ataduras de la realidad de la caverna. Según este filósofo, la gente llega a sentirse cómoda en su ignorancia y puede oponerse, incluso violentamente, a quienes intentan ayudarles a cambiar.
El mito de la caverna se encuentra en el libro VII de la obra República de Platón, escrita hacia el año 380 a. de C. La importancia general de la obra República radica en la exposición de conceptos y teorías que nos llevan a cuestionarnos sobre el origen del conocimiento, el problema de la representación de las cosas y la naturaleza de la propia realidad.
Resumen del mito de la caverna de Platón
El mito de la caverna es un diálogo escrito por Platón, en el que su maestro Sócrates y su hermano Glaucón hablan sobre cómo afecta el conocimiento y la educación filosófica a la sociedad y los individuos.
En este diálogo, Sócrates pide a Glaucón que imagine a un grupo de prisioneros que se encuentran encadenados desde su infancia detrás de un muro, dentro de una caverna. Allí, un fuego ilumina al otro lado del muro, y los prisioneros ven las sombras proyectadas por objetos que se encuentran sobre este muro, los cuales son manipulados por otras personas que pasan por detrás.
Sócrates dice a Glaucón que los prisioneros creen que aquello que observan es el mundo real, sin darse cuenta de que son solo las apariencias de las sombras de esos objetos.

( 428 a. de C. – 347 a. de C.)
Más adelante, uno de los prisioneros consigue liberarse de sus cadenas y comienza a ascender. Este observa la luz del sol más allá del muro, cuyo resplandor le ciega y casi le hace volver a la oscuridad.
Poco a poco, el hombre liberado se acostumbra a la luz del sol, y con cierta dificultad, decide avanzar. Sócrates propone que este es un primer paso en la adquisición de conocimiento. Después, el hombre sale al exterior, en donde observa primero los reflejos y sombras de las cosas y las personas, para luego verlas directamente.
El sol es la luz, la razón y el conocimiento que hace brillar la vida. Los prisioneros son las personas que no se cultivan, los seres humanos ignorantes que dan por sentadas su realidad y su única perspectiva, las personas sin hambre de conocimiento y sin ambición de crecimiento, las personas que no se cuestionan nada.
Finalmente, el hombre observa las estrellas, la luna y el sol. Sócrates sugiere que el hombre aquí razona de forma tal que concibe a ese mundo exterior (mundo de las ideas), como un mundo superior. El hombre, entonces, regresa para compartir esto con los prisioneros en la caverna, ya que siente que debe ayudarles a ascender al mundo real.
Cuando regresa a la caverna por los otros prisioneros, el hombre no puede ver bien, porque se ha acostumbrado a la luz exterior. Los prisioneros piensan que el viaje le ha dañado y no desean acompañarle fuera. Platón, a través de Sócrates, afirma que estos prisioneros harían lo posible por evitar dicha travesía, llegando a matar incluso a quien se atreviera a intentar liberarlos.
Salir de la caverna es un proceso difícil
El hombre que en el mito decide liberarse de las cadenas que lo aprisionan toma una decisión muy difícil. Pero en el mito, lejos de ser una decisión apreciada por sus compañeros, es un acto de rebeldía. Algo que no está muy bien visto, que podía haber instado a abandonar en su intento.
En el proceso las dudas le asolan, ya no saben qué es real y qué no. Tienen que desprenderse de creencias que llevan mucho tiempo con él. Ideas que no solo están arraigadas, sino que, a su vez, suponen las bases del resto del árbol de sus creencias.
Dimensión antropológica
En Platón, cuerpo y alma corresponden a dos dimensiones diferentes. Por un lado, el cuerpo está inmerso en el mundo sensible, que es corruptible y cambiante, mientras que, por otro lado, el alma está unida al mundo de las ideas, que es perfecto e inmutable.
En el mito de la caverna, la dimensión antropológica se refiere a la condición del ser humano, y su forma de conocer. Esta dimensión está representada en la naturaleza del prisionero y su cuerpo, su relación con la caverna (mundo sensible), así como en el mundo exterior y la liberación de su alma (mundo de las ideas).
Los prisioneros son una metáfora de las personas que están atadas a sus percepciones y las imágenes que se les presentan. Las sombras son el mundo físico que perciben y que creen es el conocimiento verdadero. Sin embargo, aquello que observan dentro no es más que un conocimiento subjetivo.
Cuando uno de los prisioneros se libera de sus cadenas y sale de la caverna, este viaje representa su ascensión al mundo inteligible, en donde adquiere el verdadero conocimiento.
Lo anterior implica una liberación moral e intelectual del alma de las ataduras y limitaciones ofrecidas por el mundo sensible. Su ascenso desde el interior de la caverna es una metáfora de su paso de la ignorancia al mundo de las ideas. Este paso, según Platón, se puede realizar con la práctica del método dialéctico.
Además, esta ascensión al mundo de las ideas es una búsqueda del conocimiento de sí en el mundo exterior (como se expresa en la frase «conócete a ti mismo«).
Todos nacemos en la cueva, todos somos ignorantes al nacer pero es nuestro deber y nuestra responsabilidad para con nosotros mismos explorar la manera de salir de nuestras cuevas, romper con nuestros paradigmas que son las cadenas que nos atan a la cueva, abandonar la falsa creencia de que nuestra verdad es la única y nuestra realidad es la única tangible.
Muchas de las cosas que perseguimos como la fama, el dinero, la belleza absoluta, la pareja perfecta o el trabajo de ensueño, son mucho menos reales de lo que creemos, y a menudo son fantasmas proyectados sobre nuestras frágiles y erróneas mentes.
Tu decides!!!!!!!!!!!!!!!