Hay quien sigue pensando aquello de que abrazar mucho a los niños, demostrarles afecto y cariño continuados harán que los pequeños se malcríen. Que haremos de ellos pequeños tiranos ingobernables.
Quizá por eso, aún seguimos escuchando frases como “que es mejor desapegarse lo antes posible de ellos”, o que atenderles por las noches cuando lloran es un error, y que es mejor dejar que se calmen en soledad. Hemos de ir con mucho cuidado ante estas creencias populares, que en ocasiones, no suelen encerrar demasiada sabiduría.
El mayor causante de la “malcrianza” de un niño está en realidad en la falta de atención, en la despreocupación o incluso en la comodidad. En recurrir por ejemplo a ofrecerle nuestro teléfono móvil a un niño de 2 años para que se calme, y esté entretenido un rato mientras nos ocupamos de otras cosas. Ofrecer atención, cariño y amor a nuestros hijos jamás hará que se malcríen.

El Amor nunca hará que los niños se malcríen
Todos tenemos claro también que hay niños exigentes que demuestran un alto nivel de demanda. Quieren atención, reconocimiento, palabras y juegan a desafiar nuestros limites constantemente. Lo creamos o no, el cariño va a seguir siendo nuestra herramienta clave. Ahora bien, desplegaremos un cariño inteligente que sabe de estrategias.
Sabemos que educar no es fácil. Que cada niño tiene unas necesidades y que los mismos consejos no sirven ni siquiera para dos hermanos.
El que no se malcríen no depende en absoluto de las atenciones que les prestemos, sino en ofrecer una “atención de calidad e inteligente”. Por ello, es necesario tener en cuenta estas pautas:
Sí al apego seguro y coherente
Los niños, en especial en los primeros años, necesitan de un apego con sus padres para desarrollar un vínculo seguro con ese primer contexto social que es la familia.
Un apego seguro implica que siempre vamos a reaccionar igual. Un bebe cuando llora necesita ser atendido, un niño cuando hace una pregunta necesita ser respondido.
Si no atendemos, si no respondemos a sus preguntas, el niño intentará llamar nuestra atención de mil formas posibles. Nuestros hijos necesitan hábitos coherentes, y un apego firme y constructivo, donde se sienta seguro para descubrir el mundo de nuestra mano. Día a día, ira avanzando con mayor independencia.
Continuará!!!