Por qué tanto empeño en que el otro cambie
¿Por qué, sobre todo a las mujeres, nos atrae tanto la idea de que convertir a nuestra pareja en la pareja perfecta? ¿Por qué elegimos a alguien que no nos gusta y nos empeñamos en cambiarle en vez de elegir a alguien que para nosotras ya sea perfecto y no necesitemos que cambie en nada? ¿Para qué tanto desgaste? Esto me lo pregunto mucho, y se me ocurren varios motivos:
1.Colocarnos en el rol de salvadoras.
Creo que desde pequeñas nos enseñan a ser salvadoras de los demás, a cuidarles y protegerles para que con nuestro amor sean mejores.
Recuerdo que en esas revistas que leía de jovencita siempre había artículos sobre cómo conseguir que tu chico fuera más cariñoso, más atento o más lo que fuera. ¿Y en las revistas de chicos? ¿Algún chico que esté leyendo esto y recuerde reportajes tipo “cómo conseguir que tu chica sea más así o más asá? No lo creo.
2.Creer que si me quiere tendría que cambiar.
Esto de que “si no cambia en esto es que no me quiere lo suficiente”… ¿Y tú? ¿Le quieres lo suficiente? Cuando lo que le estamos pidiendo al otro es que cambie como es, ¿eso es quererle?
¿Tú te sentirías bien si tu pareja constantemente te estuviera diciendo cómo tienes que ser o que hacer las cosas? ¿Cómo te sentirías si no te aceptara como eres?
Y ojo que con este no quiero decir que tengamos que aceptar al otro si no nos gusta como es. Lo que quiero decir es que quererle NO es que cambie su forma de ser.
3.Querer tenerlo todo controlado.
A menudo el querer cambiar a la pareja tiene que ver con la necesidad de control, pero esto no es tan fácil de reconocer. Preferimos decir que lo hacemos por su bien a reconocer que estamos intentando controlar la situación.
No quiero decir controlar de forma consciente ni con mala intención, sino como un mecanismo de defensa que muchas veces hemos aprendido en la infancia.
Como duele mucho más aceptar que el otro es así y que si no me gusta tendría que irme (porque no soy víctima de él sino responsable de mí misma), pues me empeño en quejarme para que cambie. Intento controlar lo que no depende de mí (el otro), en vez de controlar lo único que sí puedo controlar (yo misma y mis decisiones).
A veces tendemos a ser útiles para los demás y a hacernos responsables de lo que no es nuestro porque eso nos da una falsa seguridad. Pero no es el camino. El único camino válido en este caso es ayudarte a ti misma, porque tú eres la única persona sobre la que tienes ese poder y esa responsabilidad.
4.Poner mi felicidad en manos de otro.
Si tu felicidad depende de que el otro cambie no te estás haciendo responsable de ti, y tú siempre eres responsable de ti.
Si para ti es imprescindible que esa persona cambie algo porque no te gusta cómo es, hacerte responsable de ti es dejarle ir y escoger a alguien que si sea como tú quieres.
Que por supuesto que estar bien con una persona no significa que te guste todo de esa persona. Claro que tiene que haber cosas que te gusten más y otras que te gusten menos.
Estar bien significa que, aun sabiendo que tu pareja no va a cambiar eso que no te gusta, que va a seguir siendo así siempre, tú te sientes bien.
Si puedes aceptar a tu pareja tal y como es, y ser feliz a su lado, estupendo.
Pero si no es así, quien ha de hacerse responsable de ello eres tú, no el otro. Si no lo haces no vas a estar bien, porque vas a entrar en esa dinámica tan tóxica de querer que el otro cambie y obsesionarte con que lo haga.

Lo que SI funciona cuando quieres que tu pareja cambie
Bueno, dicho ya todo lo que no funciona cuando quieres hacer que tu pareja cambie, vamos a ver lo que sí funciona:
Suponiendo que sí que compartas tus valores más importantes con esa persona…
Y que eso que quieres pedirle que cambie tenga que ver con un comportamiento puntual, no con una queja repetitiva y constante (porque si es así lo más probable es que se trate de su forma de ser o de sus valores, y ya has visto que querer que tu pareja cambie algo de eso NO va funcionar).
Suponiendo que no tenga nada que ver con eso y que sea algo puntual:
Dile que no te has sentido bien con eso que ha hecho, que no te ha gustado su forma de actuar o de comportarse en ese momento puntual.
Por ejemplo, “me sentí mal cuando les hablaste a tus padres de lo que me había pasado con mi jefe en el trabajo. Prefiero que no sepan nada de ese tema, no me siento cómoda”.
Y ya está. Con que lo digas una vez tendría que ser suficiente. Si tu pareja te ha entendido y empatiza contigo no volverá a hacerlo, lo cambiará.
Si no lo cambia, ojo con volver a decirlo una y otra vez y entrar en esa lucha constante por que el otro cambie.
Reflexiona una vez más si es que le estás pidiendo un cambio relacionado con su forma de ser o sus valores, y por más que quiera no lo puede cambiar.
Y pregúntate si puedes aceptarle así, si le sigues eligiendo aun sabiendo que no va a cambiar eso.
Pero sobre todo evita entrar en esas rutinas de estar todo el día quejándote de lo mismo, criticando lo que no te gusta y pidiéndole que lo cambie.
Cuando nos empeñamos en cambiar a alguien y el otro se resiste, es muy probable que la relación termine volviéndose tóxica.
Como me decía el otro día una coachee, cuya pareja acaba de tener un susto de salud importante: “me gustaría que se cuidara más y que trabajara menos, pero no depende de mí. Lo único que puedo hacer es tratarle con cariño y respeto para que tal vez así se dé cuenta de lo importante que es ese cambio para él”.
Cuando el amor es auténtico…
En definitiva, nadie tendría que cambiar a nadie en una relación de pareja. Todo debería fluir y ser perfecto siendo las dos personas como son, sin necesidad de que nadie cambie.
Si quieres cambiar a tu pareja es probable que sea porque no te gusta su forma de ser o porque no comparte tus valores. Pero no tiene mucho sentido querer que alguien cambie esto, porque dejaría de ser quien es.
Para que una relación funcione tienes que sentir que aceptas al otro tal y como es, con lo que te gusta más y lo que te gusta menos. Tienes que sentir que no te supone ningún esfuerzo aceptar eso que te gusta menos, que para ti forma parte de esa persona y no necesitas que lo cambie.
Donde NO hay aceptación del otro como es, NO hay amor. Duele, pero así es.
Cuando el amor es autentico quieres al otro como es. Y si no le quieres así o le quieres de otra forma, te vas.
Así que, si quieres que tu pareja cambie en algo, la pregunta más importante siempre es la misma: ¿puedo aceptarle tal y cómo es sin sentir que estoy renunciando a mí misma, a mis valores o a lo que para mí es importante en una relación?
…
¿Qué opinas? Me gustaría mucho que compartieras tus reflexiones conmigo, en los comentarios aquí debajo. Estaré encantada de responderte.
Es un artículo excelente.
Me ha hecho reflexionar mucho acerca de lo mucho que quiero a mi pareja. Y lo más importante, me ha dejado bien claro que ella me quiere a mí, aunque tengo claro que ese amor no es un préstamo a fondo perdido, sino que soy consciente de que debo de preocuparme de no fallarle en ningún aspecto esencial, de raíz, de valores en común.
La quiero. La quiero con toda mi alma. La quiero con todas sus virtudes (que son muchas) y con todos sus defectos (que no son tantos, porque es una persona que día a día trata de ser un poco mejor que el anterior, con lo que los defectos cada vez son menos).
Gracias por tu comentario Pepe, pero no olvides que todo empieza en ti, los cambios siempre son de dentro hacia fuera no al revés, por tanto, intenta no fallarte a ti mismo.
Un saludo.